Se conoce como biomagnetismo al magnetismo generado por los seres vivos.
También se ha usado esta palabra para designar al estudio de los efectos de los campos magnéticos sobre la vida, aunque en este caso se prefiere el término magneto-biología.
Algunos ejemplos de fuentes de magnetismo son la diferencia de potencial a través de las menbranas celulares, el flujo de corriente en los nervios y musculos.
Nuestro cuerpo esta constituido por millares de electrones, formando átomos, organizados en células que componen los tejidos de los órganos, de los huesos, músculos, piel, nervios, arterias etc.…
También se ha usado esta palabra para designar al estudio de los efectos de los campos magnéticos sobre la vida, aunque en este caso se prefiere el término magneto-biología.
Algunos ejemplos de fuentes de magnetismo son la diferencia de potencial a través de las menbranas celulares, el flujo de corriente en los nervios y musculos.
Nuestro cuerpo esta constituido por millares de electrones, formando átomos, organizados en células que componen los tejidos de los órganos, de los huesos, músculos, piel, nervios, arterias etc.…
Estos electrones son la base, la estructura de nuestro organismo entero, el cual es capaz de pensar, sentir, respirar, hablar, mover y producirse en nuestro cuerpo es una maravilla biológica electrónica.
El hombre es, en realidad, un espacio vacío delimitado por la piel, dentro del cual giran todos estos electrones a gran velocidad, sin colisionar, según configuraciones concentradas o expansivas programadas genéticamente.
Para que nuestro organismo pueda funcionar bien, todos sus componentes tienen que ser alimentados permanentemente con energías electromagnéticas, las cuales son proporcionadas por los electrones mismos. Una vez utilizadas, esas energías son residuales y evacuadas fuera del cuerpo. Es un proceso que se hace continuadamente, sin interrupción.
Pero si algunas energías sobrantes no son evacuadas, se depositan, se concentran y forman tapones que impiden a otras energías evacuarse correctamente. La funciones psíquicas, orgánicas, hormonales y motrices puede desequilibrarse, desarmonizarse crear dolores o cansancio. El malestar corporal es efecto y no causa. Lo mismo ocurre con aquellos problemas considerados como "mecánicos" (columna vertebral, rodillas, dientes, órganos…) no son nunca el origen de la patología, son consecuencias, son efecto y no causa de reacciones, debidas a una acumulación de energías electro-magnéticas no evacuadas. Las únicas causas consideradas como mecánicas son aquellas consecuentes y causadas por trauma accidental lo cual no tiene nada que ver con lo biológico. La lógica implacable nos lleva a actuar sobre las causas energéticas al fin de permitir que los efectos desaparezcan.
El hombre es, en realidad, un espacio vacío delimitado por la piel, dentro del cual giran todos estos electrones a gran velocidad, sin colisionar, según configuraciones concentradas o expansivas programadas genéticamente.
Para que nuestro organismo pueda funcionar bien, todos sus componentes tienen que ser alimentados permanentemente con energías electromagnéticas, las cuales son proporcionadas por los electrones mismos.
Pero si algunas energías sobrantes no son evacuadas, se depositan, se concentran y forman tapones que impiden a otras energías evacuarse correctamente. La funciones psíquicas, orgánicas, hormonales y motrices puede desequilibrarse, desarmonizarse crear dolores o cansancio. El malestar corporal es efecto y no causa. Lo mismo ocurre con aquellos problemas considerados como "mecánicos" (columna vertebral, rodillas, dientes, órganos…) no son nunca el origen de la patología, son consecuencias, son efecto y no causa de reacciones, debidas a una acumulación de energías electro-magnéticas no evacuadas. Las únicas causas consideradas como mecánicas son aquellas consecuentes y causadas por trauma accidental lo cual no tiene nada que ver con lo biológico. La lógica implacable nos lleva a actuar sobre las causas energéticas al fin de permitir que los efectos desaparezcan.